Marcelino Moronta: “El Reglamento único es un anhelo con el que soñamos casi todos los sectores”

No se anda con rodeos ni circunloquios. Una vez aprobada la Ley sobre la Tauromaquia, para Marcelino Moronta “la reforma del Reglamento es de una prioridad máxima” y sobre este tema se explaya, porque está convencido que “no tiene ningún sentido que un patrimonio que es común y cultural a todos sea interpretado por normas diferentes en cada parte del Estado español”. Pero igualmente mantiene el criterio que, en un mundo tan complejo como es la Fiesta, “la autorregulación en su sentido máximo no solo no la vemos sino que nos parece contraproducente”.

 

Antonio Petit Caro

En la primera entrega de esta amplia entrevista, el presidente de ANPTE se refería, en otros temas, a la necesidad de que quien suba aun palco huya de toda tentación de protagonismo. “En las corridas de toros los protagonistas deben ser toro y torero. Es de ellos de quien debe hablarse. El Presidente debe quedar en un segundo plano informativo”. Pero Marcelino Moronta dejaba igualmente claro que ha llegado el momento de dar un mayor papel al aficionado, en quien las sucesivas normativas ha confiado poco hasta ahora, cuando sin embargo sin él no existiría la Tauromaquia.

Ahora, en esta segunda parte, nuestro entrevistado aborda, entre otras, dos grandes cuestiones: la necesidad y los medios para formar los presidentes y para dotarles de una organización que garantice su operatividad y la prioridad máxima de una reforma del vigente Reglamento, con la búsqueda de criterios armonizados en las actuales normas que rigen en distintos puntos de España. Y a este respecto, es claro en su manera de pensar: “No tiene ningún sentido que un patrimonio que es común y cultural a todos los sea interpretado por normas diferentes en cada parte del Estado español”

Desde su experiencia, descarta Moronta la viabilidad de aplicar en la Fiesta un sistema de autorregulación: “en su sentido máximo no solo no la vemos sino que nos parece contraproducente”

La formación de los Presidentes

–En colaboración con la UNED vienen desarrollando cursos específicos de formación. ¿Qué balance hace de esta experiencia?, ¿alcanzaron los objetivos que se trazaron?

–Muy positiva. Hasta la fecha sigue siendo el curso más completo para la formación teórica de presidentes taurinos. Es, además, la primera vez que unos estudios taurinos de esta naturaleza se reconocían oficialmente en sede universitaria con el grado de experto universitario. Recordemos que hasta ese momento lo más que existía eran cursillos de dos o tres días duración impartidos por algunas Comunidades Autónomas o por el Cuerpo Nacional de Policía para su propio personal.

Este curso otorga la oportunidad a todo aficionado para tener una visión más completa de la fiesta. De hecho, la mayoría de quienes lo realizan lo hacen con esa finalidad: Conocer mejor la fiesta y convertirse en mejores aficionados. Lo de presidir saben que puede venir después por añadidura. Otros, en cambio, sí tienen muy claro que el curso es la primera piedra para demostrar unos méritos en su carrera personal hacia un palco.

Poco a poco estamos consiguiendo introducir a los alumnos que obtienen estos títulos en diversos palcos. Nuestro recién nombrado Secretario General, José Luque Teruel, que ha ejercido algunas presidencias en Sevilla es un ejemplo de ello. No obstante, le confieso que sí nos gustaría que todo tuviera un ritmo más rápido pero es tremendamente complejo a causa del fraccionamiento competencial en los nombramientos de los presidentes y, sobre todo, por lo ya indicado de que muchas administraciones a la hora de nombrar a un presidente lo siguen haciendo con demasiados vicios adquiridos y de forma ajena a la transparencia e idoneidad que se exige en la normativa.

Póngase por unos momentos en la piel de un alcalde de un municipio cualquiera: Si a usted le pidiera un amigo, un votante suyo presidir, tenga o no tenga preparación alguna, y en cambio se le presentara una persona con capacidad e idoneidad demostrada ¿a quién nombraría? Si es usted responsable y consecuente con la fiesta seleccionaría, por supuesto, a la persona capacitada e idónea pero ¿cuántos políticos responsables para con la fiesta conoce usted en este país?. Nosotros intentamos colaborar en todo lo posible con ayuntamientos siempre que veamos que tienen esa intención de implicación. De hecho, hemos firmado convenios de colaboración para asesorar a alcaldes en la selección de personas idóneas para presidir sus festejos taurinos. Naturalmente, nos gustaría que fueran más y que la nueva normativa fuera clara y rotunda al respecto.

–Desde ANPTE se han quejado en diversas ocasiones que son ustedes prácticamente la única organización taurina a la que no se tuvo en cuenta en las distintas rondas de consultas oficiales. ¿Esperan formar parte de la futura Comisión Nacional Taurina?, ¿qué pueden aportar a esas reuniones intersectoriales?

–Está ya corrigiéndose este aspecto. Nosotros no formamos parte actualmente de la Comisión Consultiva Nacional de Asuntos Taurinos. Ésta se formó en 1997 y nuestra Asociación en 2009. Como consecuencia de que en aquéllos años la mayoría de las principales plazas estaban ocupadas por funcionarios de Policía debió entenderse que con el representante del Ministerio del Interior en dicha Comisión los presidentes estaban ya representados. Pero la realidad hoy en día es muy distinta: Un número cada vez mayor de plazas de primera y segunda categoría, y la práctica totalidad de las plazas de tercera, están ocupadas por presidentes provenientes del sector de los aficionados. Por ello, entendemos que actualmente el representante del Ministerio del Interior puede ser muy válido para otras cuestiones pero no ya para las presidencias que tienen su propio asociacionismo que les represente.

En un principio tuvimos ciertas diferencias con el Ministerio de Cultura que pronto quedaron superadas al hacerles ver que ANPTE es una asociación de presidentes de múltiples procedencias y no una asociación de policías-presidentes o un sindicato de policías. En ANPTE puede formar parte cualquier persona que haya ejercido la presidencia, también quienes hayan obtenido el título de experto universitario en dirección de espectáculos taurinos de la UNED, y finalmente los delegados gubernativos titulados.

Cuando hicimos ver al Ministerio de Cultura nuestra múltiple procedencia y la gran presencia que en nuestra asociación tienen actualmente los presidentes provenientes de otros ámbitos profesionales distintos al Cuerpo Nacional de Policía entonces fuimos admitidos en el seno del grupo para la reforma de la normativa taurina que ha estado trabajando varios meses en el Plan Nacional de Tauromaquia. Asimismo, tenemos la promesa del Subsecretario de Educación, Cultura y Deporte, Fernando Benzo de que en la próxima reforma de la Comisión Nacional Taurina se corregirá dicha anomalía dándosenos entrada. Estamos convencidos de que el Ministerio de Cultura cumplirá su palabra.

“La reforma del Reglamento es de una prioridad máxima”

–Una vez aprobada la nueva Ley y de cara al futuro Plan Nacional de la Tauromaquia, se habla de promover una reforma del actual Reglamento. ¿Qué prioridad concede a esta cuestión?

–Prioridad máxima. Entendemos que todos los pasos dados hasta ahora; Informe Angulo, revitalización de la Comisión Nacional de Asuntos Taurinos, reuniones durante varios meses de distintos grupos de trabajo para el Plan Nacional de Tauromaquia, declaración de la tauromaquia como patrimonio cultural de España mediante la Ley 18/2013, tienen sentido en sí mismo pero también participan de otro más global y conjunto que debe desembocar en la redacción de una nueva normativa taurina.

No tendría sentido haber cambiado la naturaleza jurídica de la tauromaquia, es decir, haber pasado de un simple “espectáculo público” a ser un espectáculo de naturaleza cultural y que ello no tuviera su reflejo en una nueva normativa acorde a esta perspectiva. Sería como habernos comprado un nuevo coche pero intentar ponerlo en marcha con las llaves viejas del vehículo que dejamos atrás. La nueva normativa debe ser el resultado lógico y conjunto de todos los pasos que se han dado hasta ahora. Es el mar donde deben confluir y materializarse todas las medidas hasta ahora adoptadas y donde se alcanza a entender todo ese sentido y que, además, lleguen estas medidas definitivamente a los tendidos.

–¿Por qué aspectos principales considera que debieran iniciarse esa modificación del actual Reglamento?

–Hay muchos que readaptar. Por un lado, es necesario totalmente proteger los elementos esenciales que definen tradicionalmente la fiesta; la emoción, el riesgo, la integridad del toro bravo… Y por otro, es necesario poner las bases de la tauromaquia del futuro sin que por ello se desdibuje sus elementos esenciales.

Son muchos frentes los que deben atenderse: Cada sector tendrá, lógicamente, prioridad por los suyos propios pero debemos todos hacer un esfuerzo y tener también una visión global y de conjunto. Es decir, supongo que en la nueva normativa ni todas las pretensiones de un sector concreto podrán ser atendidas ni todas podrán ser rechazadas. Es un difícil papel de equilibrio el que tendrá que afrontar los legisladores del Ministerio de Cultura.

Por nuestra parte, y como sector concreto, ya le he definido gran parte de nuestras prioridades: objetivar los nombramientos de los presidentes, exigir y garantizar de verdad que las personas que ocupen los palcos sean idóneas y competentes, evaluarlos continuamente. Pero también es necesario que se dote a los presidentes de herramientas para las competencias que se le atribuyan. Entendemos que debe seguir siendo fundamental garantizar la integridad del toro y que las administraciones se impliquen de verdad en las garantías de la integridad. No podemos seguir sin tener ningún laboratorio realmente en funcionamiento para análisis de vísceras y muestras biológicas o bien que los presidentes no se impliquen en las garantías de la integridad de los toros o que a éstos no se les dote de herramientas idóneas para lograr estos fines.

“No tiene ningún sentido que un patrimonio que es común y cultural

a todos los sea interpretado por normas diferentes en cada parte”

–Partiendo del actual reparto de competencias taurinas, ¿resulta realista plantear una unificación, o al menos una armonización, de ese conjunto de Reglamentos que hoy están en vigor?

–El reglamento único es un anhelo con el que soñamos no solamente los presidentes sino casi todos los sectores. No tiene ningún sentido que un patrimonio que es común y cultural a todos los españoles sea interpretado por normas diferentes en cada parte del Estado español. Si dichas diferencias fueran en verdad producto del arraigo de cada pueblo podría tener sentido, pero muy a menudo observamos cómo los legisladores autonómicos se han lanzado a realizar reglamentos taurinos introduciendo diferencias solamente con la intención de ser distinto a su vecino. Y eso es una insensatez.

También es cierto que nos ha pasado por la desunión tradicional de los sectores taurinos. Hasta la declaración de la tauromaquia como patrimonio cultural de España tan espectáculo público eran los toros como el fútbol ¿por qué con este último ninguna Comunidad Autónoma se ha atrevido a realizar reglamentos propios diciendo, por ejemplo, que un penalti en vez de a 7 metros en su territorio se debe chutar a 10 metros?

De todas formas, hay que ser realista. En el Estado actual autonómico la competencia en cultura puede ayudar a que haya un tronco común incuestionable e inalterable pero hace falta mayor implicación de las autonomías para lograr ese reglamento único. Dicha implicación no la veo ahora mismo en términos generales de forma que finalmente más que un reglamento único posiblemente se tienda a una armonización de los mismos. No es el objetivo con el que soñamos pero, al menos, ya habremos avanzado algo.

“La autorregulación en su sentido máximo no solo

no la vemos sino que nos parece contraproducente”

–Hay una cuestión digamos que eterna como es el reparto de poderes entre los profesionales desde el antes hasta el después de un festejo: todos quisieran tener más capacidad de decisión. ¿En esta dinámica el Presidente es árbitro o simplemente el director de una orquesta muy diversa?

–Precisamente en esa tendencia de acaparar más competencias en detrimento de otros es donde se ve la necesidad de la existencia de una persona imparcial que tenga que evaluar todos los intereses presentes para al final tomar una decisión. Lo idóneo es que el presidente fuera un director de orquesta pero esa visión de conjunto requiere que cada parte del mismo sea consciente de hasta dónde debe exigir y también qué no debe exigir para garantizar la armonía del conjunto. Esa capacidad de autolimitación y consciencia para con los intereses de los demás y del conjunto no existe, en términos generales, en las tareas del festejo. La realidad es muy distinta: Cada sector no solamente tiende a exigir mayor capacidad de decisión sino que la naturaleza de sus exigencias es muy distinta entre unos y otros. Hay muchos intereses en juego y de diversa índole; económicos, culturales, de imagen pública, artísticos….. y al final el presidente debe decidir como si fuera un árbitro. Por eso, reitero, es sumamente importante que el presidente sea una persona capacitada y que las administraciones exijan dicha idoneidad en sus nombramientos.

–En esta línea, en los sectores profesionales hay quienes plantean la necesidad de implantar en el toreo una especie de autorregulación, en sustitución de la actual normativa. ¿Esto es realmente posible?, ¿o tiene más inconvenientes que ventajas?

–Una cosa es la autorregulación y otra la autogestión. A menudo se confunden. Para la autogestión nada impide que el sector taurino madurara y se organizara por sí mismo mediante fórmulas administrativas similares a la gestión del deporte. Es algo que beneficiaría a todos.

Pero la autorregulación en su sentido máximo no solo no la vemos sino que nos parece contraproducente en los tiempos actuales. Tenga en cuenta que los antitaurinos cada vez con más fuerza exigen medidas legales para la prohibición de los toros. En este escenario salirnos de la cobertura legal sería casi como ponernos a los pies de los caballos. Ahora, más que nunca, necesitamos estar en la ley y que ésta nos proteja.

Cosa distinta es hasta qué punto o qué grado queremos que la Administración sea intervencionista en el espectáculo taurino. Ahí no le voy a negar que un exceso de intervencionismo puede ahogar una evolución lógica de la tauromaquia así como limitar en exceso la capacidad de creatividad de toreros, empresarios, etc… Pero eso, reitero, no debe suponer nunca como contrapartida una hoja en blanco para romper con los elementos tradicionales e identificativos de la fiesta. Entre el intervencionismo que ahoga, y que en el fondo supone una gran desconfianza hacia el sector, y el liberalismo máximo exigido por algunos y que pretende arrinconar a la administración, existe un término medio idóneo que es posible alcanzar.

–Una última cuestión. Para un Presidente ¿qué encierra más importancia su independencia de criterio o sus conocimientos?

–Ambas cosas son vitales. Tenga en cuenta que el conocimiento es libertad y ésta es básica para la independencia. Conjuntamente con ello, es importante que el presidente sepa justificar sus decisiones y lo haga dentro la normativa. Así, conocimiento e independencia podrán confluir idóneamente en los elementos discrecionales a la hora de tomar decisiones sin que por ello se perjudiquen de forma anómala los intereses de otros terceros.

 

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